Ferrer, un diesel affidabile (Marca)

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David Ferrer selló su pasaporte para los octavos de final del US Open 2012 después de derrotar a Lleyton Hewitt en cuatro mangas. Una dura batalla entre treinteañeros que servirá al alicantino para ganar confianza y preparar su asalto a los cuartos de final ante Richard Gasquet.

David Ferrer alcanzó las semifinales del US Open en 2007. Es su mejor resultado en Nueva York y por ende en un Grand Slam. Desde que firmara tal resultado no ha vuelto a salir de la ciudad de los rascacielos con buen sabor de boca. Una segunda ronda, una tercera ronda y dos cuartas rondas en las dos últimas ediciones, siempre con la sensación de haber podido ir un paso más allá. Esta temporada el de Jávea está de dulce, confiado en su juego y acompañado por los resultados. Así se ha colado una temporada más en los octavos de final del major americano después de derrotar al australiano Lleyton Hewitt por un marcador global de 7-6(9), 4-6, 6-3 y 6-0 tras tres horas y diez minutos de intensa batalla con el estadio Louis Armstrong como escenario de juego.

Una hora y cuarto terminó en consumirse un primer set que por momentos dio la sensación de ser aperitivo para un Ferrer que saltó al tapete dispuesto a demostrar que es uno de los mejores restadores del circuito. En los tres primeros servicios de su rival gozó de un 15-40 que sólo llevó a efecto en una de ellas. En el quinto juego, el de Jávea dejó escapar hasta cuatro bolas de ruptura para ponerse con 4-1 y servicio, algo que hubiera sido definitivo. El alicantino se mostraba eléctrico, confiado, intratable. Sin embargo, Hewitt sabe más por viejo que por diablo y en la priera opción que vio relajación en el otro lado del rectángulo aprovechó la coyuntura para igualar primero el marcador y posteriormente forzar la muerte súbita. Un tie-break digno de guardar en la hemeroteca del torneo, donde ambos jugadores ofrecieron la mejor versión de ellos mismos. El australiano pareció el de antaño celebrando sus puntos con el ¡Vamos! tan característico de la Armada, rompiendo la bola desde el fondo de pista y subiendo a la red cada vez que tuvo opción para poner en aprietos a Ferrer. El español, por su parte, hizo kilómetros, se inventó golpes imposibles, salvó cinco bolas de set adversas y cerró el set a su favor al resto. No podía ser de otra forma.

A pesar de ceder y de qué forma el primer acto, Hewitt se mantuvo en línea ascendente. Así, en el inicio del segundo set, logró romper el servicio de Ferrer y tomar ventaja tanto en el marcador como en los intercambios sobre el tapete. Aprovechó que David bajó su efectividad con el servicio para meterse en pista, golpear profundamente y hacer correr al alicantino, sombra de sí mismo en ese momento. La inercia y el buen hacer del australiano llevaron a Ferrer a ceder su primera manga en lo que llevamos de US Open. Fue un bache justificable al cansancio y la intensidad del envite. Como si hubiera tomado aire con un simple cambio de camiseta, el pupilo de Javier Piles, muy atento en la grada, reaccionó en la reanudación y firmó tres juegos seguidos que le devolvieron el timón de la nave. Fue el set más gris, por parte de ambos, pero a la par cómodo para un David que volvía a sentirse protagonista. La empresa estaba más cerca y no la iba a dejar escapar.